Así es como termina todo:
Nada se rompe, no hay estallidos, no hay disparos
No hay gritos, no hay relámpagos,
No hay sino un suspiro desganado.
Las luces se apagan, el sonido se desvanece
Nos quedamos sentados en torno a una mesa de pronto vacía
Bañados en perfume y en brillos que ya no destellan.
No hay ecos, no hay remanentes, no hay nada
Sólo el silencio que se apropia de todo
Mientras el vacío, frío, se extiende entre nosotros
Separándonos inexorablemente.
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